Miro la luz y siento
nostalgia de la luz.
Lejos, abarrotados,
los campos del refugio y el olvido
reciben la mañana sin consuelo,
sin pan, sin sal, sin esperanza,
sin agua, sin futuro.
Miro la luz y pienso en la tristeza de sus
niños,
en la larga tristeza de sus niñas,
en la dura fatiga
de una vida cercada.
Miro la luz y siento la mirada
manchada de este estigma
que les niega la luz.
Campos de Refugiados. Europa S. XXI
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