Mirar hacia el final de este camino
ha comenzado a ser un ejercicio inútil.
No es posible tampoco desandarlo,
suturar los errores, encontrar lo perdido,
recuperar presencias.
Andar, seguir andando, es todo lo que queda.
Cuidar de los afectos, dejar que siga el sol
calentando tu cuerpo.
Que siga la belleza dando vida a tu asombro.