Cómo hablar de la herida,
del disparo,
de las bombas cayendo
sobre los hospitales
las escuelas, las casas,
las colas para esperar el pan,
las colas para esperar el agua.
Cómo nombrar siquiera
el miedo de los niños,
el miedo de las niñas,
su mundo hecho de escombros y de muerte,
su infantil y terrible sufrimiento,
( Ay de quienes persiguen
el dolor de la infancia,
el dolor para siempre de la infancia).
Cómo ponerse en el lugar
exacto de las madres
Recibiendo
los cuerpos destrozados de sus hijos.
Cómo decir el llanto de los hombres
que no pueden salvar a quienes aman.
Cómo vivir la vida cuando lo que la alberga
ha sido destruido,
y la esperanza
ha dejado hace tiempo de existir.
María J. de la Vega
