A lo largo del tiempo
las derrotas nos miran con sus ojos de noche,
depositan
su moneda en el cuenco de las aguas
que nos son destinadas,
dejan sabor a hierro, hacen
difícil el olvido.
A lo largo del tiempo, las derrotas,
las grandes, las pequeñas,
las que nadie conoce,
las visibles,
se reúnen y dicen
en voz baja su nombre.
Y ese murmullo lleno de señales
constituye,
a lo largo del tiempo,
la música de fondo
de la vida.
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